En el mundo hay preocupaciones. Esta noticia no es nueva. Desde Adán y Eva hay preocupaciones en el mundo.
El asunto es cómo lidiar con las preocupaciones.
Hace muchos años me dijeron que para dejar de preocuparme debía ocuparme.
Y aveces lo que veo son personas afanadas, corriendo, con mucho trabajo, muy, pero muy preocupadas.
Es decir son personas OCUPADAS, PREOCUPADAS.
También me dijeron que debía excluir de mi lenguaje la palabra PROBLEMA, que si no mencionaba «problema» o que si decía frecuentemente «NO HAY PROBLEMA» esto me iba a ayudar.
Y bueno aún sigo diciendo «No hay problema. Sin embargo aprendí que las técnicas mentales de autosugestión o de programación mental no son suficientes. De hecho en la vida práctica se quedan cortas. Como médico sé que «engañar» de constantemente a tu cerebro, no es tan fácil como parece.
Así que entonces qué hacemos con las preocupaciones?
Bueno, Cristo dijo: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.» Juan 16:33
«La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.» Juan 14:27
Proceder al arrepentimiento y aceptar a Cristo como único y suficiente salvador es el primer paso.
«Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso» Salmo 40:1-2
Ora, ora, ora. Esa es la clave. Buscar a Dios y esperar pacientemente.
El asunto es si deseas algo que calme los síntomas o algo que cure la enfermedad.
Como médico, siempre busco algo que prevenga o cure las enfermedades de mis pacientes, no algo que calme los síntomas. Y esto último es obvio. tiene todo el sentido.
Por eso uno de mis pasajes favoritos es este: