“16Estad siempre gozosos. 17Orad sin cesar. 18Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19No apaguéis al Espíritu. 20No menospreciéis las profecías. 21Examinadlo todo; retened lo bueno. 22Absteneos de toda especie de mal.
23Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24Fiel es el que os llama, el cual también lo hará”. 1 Tesalonicenses 5:16-24
INTRODUCCIÓN:
Vivimos en un mundo en el que a lo bueno dicen malo y a lo malo dicen bueno.
Al pastor y médico Dr Miguel Nuñez de Santo Domingo le han bloqueado publicaciones en redes sociales por apoyar los principios bíblicos provida, en contra del aborto electivo.
Al pastor y misionero bautista Paul Washer lo han censurado en redes sociales, por manifestar que el amor debe aborrecer. Aborrecer el pecado. Afirman los que lo censuran que es un lenguaje que incita el odio.
Y más conocido Franklin Graham en 2019 fue censurado por una publicación que decía “Una nación que abraza el pecado y se inclina a los pies del secularismo impío y la corrección política no progresa”.
Y estos son sólo algunos de muchos que están viendo sus cuentas de redes sociales penalizadas o cerradas por predicar las verdades de la palabra de Dios.
En Colombia el mes pasado un ex-sacerdote se atrevió a lanzar la herejía de que “la diversidad es un invento de Dios” haciendo referencia a la ideología de género y el movimiento LGTBI.
Y qué pasa en las iglesias?
Vemos muchas iglesias que se han conformado con mensajes que entretienen, que hablan lo que las personas quieren oír. No es el caso de esta iglesia, ni de la que asistimos en Bogotá, tenemos la bendición de estar conectados con iglesias de verdadera sana doctrina, no por nuestros méritos, sino por la gracia de Dios.
Vemos influenciadores en redes con ministerios “paraeclesiales” que no asisten ni sirven en ninguna iglesia. Desvirtuando el sentido de la comunión del cuerpo de Cristo.
También tenemos ejemplos en el antiguo testamento con un “hombre conforme al corazón de Dios”.
El rey David perdió una batalla en el pecado que cometió con Betsabé esposa de Urías Heteo, soldado de su ejército. La biblia nombra a Urías en 2 Samuel 23:39, como unos de “los Valientes de David”. Y aún así David cometió doble pecado contra Dios y contra este soldado de su reino.
Salomón perdió una batalla, con el pecado, no sólo por tener múltiples mujeres, sino que cometió adulterio espiritual al permitir que por influencia de sus mujeres se erigieran altares a dioses paganos.
Y en el nuevo testamento Pablo nos relata en Romanos 7 sus luchas con el pecado. Hasta el punto de terminar diciendo en romanos 7: 24:25 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Uno de los pastores de la iglesia a donde asistimos en Bogotá dice que la maleza no necesita nada para crecer. Y mucho trabajo para ser erradicada. Igual pasa con el pecado. No necesita nada para crecer, y hay que trabajar para erradicarlo.
El título de este mensaje es ¿Puedes Vencer el PECADO con estas 7 Claves?.
Puede parecer pretencioso este titulo. Porque en un mensaje no es posible abarcar todo lo que la Biblia nos enseña sobre la lucha contra el pecado. Algo que dura toda la vida. Y con lo que mientras estemos en este cuerpo terrenal seguiremos batallando.
Sin embargo al ver el contexto de las cartas a los Tesalonicenses. Sabemos según Hechos 17 que Pablo había fundado la iglesia en Tesalónica, y al muy poco tiempo tuvo que salir corriendo por las agresiones de los judíos no creyentes.
Entonces estas dos cartas son escritas para dar unas bases doctrinales a nuevos hermanos en la fe. A una iglesia recién fundada.
Así que si llegamos a estar confundidos en algo, o perdiendo batallas, es una buena idea repasar las bases de nuestra fe.
Vamos a ver dos puntos.
- Consecuencias del pecado
- Pasos para vencer el pecado.
1 Consecuencias del pecado.
Dios nos creó para su gloria. Dice Isaías 43:6-7 “Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”.
El pecado es la transgresión a la ley de Dios.
El pecado es rebelión contra Dios.
Y es ingratitud contra Dios.
Cuando pecamos no honramos la gloria de Dios.
No reverenciamos la santidad de Dios. Dejamos admiramos la grandeza de Dios. Le quitamos la alabanza al poder de Dios.
Esta tal vez es la peor consecuencia del pecado. Porque va totalmente en contra de la razón por la que fuimos creados.
Luego de esto, la primera consecuencia del pecado para nosotros es la muerte de nuestra alma.
Dice Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
En Juan 3:36 encontramos “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.
No sé cómo está tu relación con Cristo.
Lo que sí estoy seguro porque lo dice la Biblia es que el primer paso para escapar de la ira de Dios, de la muerte de tu alma, es proceder al arrepentimiento y aceptar a Cristo como único y suficiente salvador.
El apóstol pablo estaba en Éfeso y en un discurso nos dice Hechos 20:21 que Pablo andaba “testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”.
Y dice Romanos 10:9-10 “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
Y si ya somos salvos.
Entonces una consecuencia terrible del pecado para nosotros, es que rompe nuestra comunión con nuestro padre celestial. Aún más el pecado hace que el Espíritu Santo que vive en nosotros se entristezca. Imagina esto. Tienes a tus padres en la tierra. Harías algo deliberadamente para que ellos se sintieran tristes? Lo más seguro es que no.
Bueno, en Efesios 4 en el contexto de instrucciones en contra del pecado dice en el versículo 30
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”.
Aquí lo que quiere decir es que El Espíritu Santo se entristece cuando ve mentiras en lugar de la verdad, cuando ve ira en lugar de perdón, cuando ve robar en lugar de compartir, y cuando oye corrupción en lugar de gracia. Y el punto que él está señalando en el versículo 30 es ¿cómo podrías entristecer al Espíritu Santo de Dios, por quien estás sellado hasta el día de la redención? ¿cómo podemos atrevernos a entristecer voluntariamente a un Espíritu tan bondadoso?
Es el Espíritu Santo el que nos da la garantía de tener una salvación que no perdemos. Estamos sellados.
Tenemos la seguridad de la salvación y no la perderemos.
Ahora muchos usan la seguridad de la salvación como excusa para pecar. Y no es así Pablo nos dice en Romanos 6:1-2 “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”
Si se persevera en el pecado. Hay que revisar si la fe que se profesa es genuina. Si es verdadera. Porque en la primera carta de Juan 2:19 dice “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”.
También la Biblia describe consecuencias del pecado como enfermedades y hasta la misma muerte física.
Otra consecuencia del pecado es que impacta negativamente el engrandecimiento del reino de Dios.
Al pecar estamos limitados por nuestro mal testimonio para evangelizar. Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera pusieron como título al pasaje de instrucciones de nuestro Señor Jesucristo sobre la evangelización en Mateo 28:16 “La Gran Comisión” El portal de estadísticas cristianas en los Estados Unidos Lifeway Research dice en abril del 2019 que:
En los últimos 6 meses
El 55% evangelizaron a 0 personas
El 24% evangelizó a 1-2 personas
El 12% evangelizó a 3-5 personas
El 5% evangelizó a 6-10 personas
El 1% evangelizó a 11-15 personas
El 3% evangelizó a más de 16 personas.
En general el pueblo cristiano está desatendiendo algo tan importante como La Gran Comisión!!
2. 7 Pasos para vencer el pecado.
Vamos a comenzar con el versículo 17. El 16 y el 24 están estrechamente relacionados y los analizaremos al final.
1. Orar sin cesar:
La oración constante es una de las disciplinas más importantes que tenemos como cristianos. Es básicamente un estilo de vida. Orar es como respirar, es normal, es natural, es el vivir para nosotros. Cuando respiramos inhalamos oxígeno indispensable para la vida y exhalamos dióxido de carbono, que es un desecho de las células y que nos hace daño. Inhalamos, exhalamos, la atmósfera de la presencia y el poder de Dios.
La oración además nos pone en la posición real que ocupamos en la vida. Somos 100% dependientes de Dios. Así como nuestros cuerpos mortales son 100% dependientes del oxígeno.
Oramos para alabar y glorificar a Dios. Para reconocer su señorío. Oramos para pedir perdón. Oramos para pedir por nuestras necesidades incluyendo vencer al pecado y oramos en acción de gracias.
Entonces orar sin cesar, es decir constante, habitual y muy frecuente, nos hace ser humildes y nos recuerda que sin Dios no es posible vencer el pecado.
La oración es clave para iniciar el proceso de victoria sobre el pecado: 1 Juan 1: 9 dice “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
No sólo nos perdona, sino que nos limpia de toda maldad.
El primer paso que dio el rey David tras cometer su pecado con Betsabé fue orar y quedó plasmado en el salmo 51. Una oración de arrepentimiento y de sometimiento completo a la soberanía de Dios.
La oración es tan poderosa que cuenta la historia que en la iglesia que pastoreaba Charles Spurgeon, el gran predicador del siglo XIX había una sala especial de oración. Y Spurgeon llevaba a los visitantes a dicha sala para decirles que ahí se encontraba el poder de dicha iglesia. Durante todo el servicio, fieles hermanos oraban para que Dios tomara control de todo lo que acontecía.
2. Dar gracias en todo.
Ser agradecido es clave para reconocer la soberanía de Dios en nuestras vidas. Si no somos agradecidos, o bien no creemos que, si amamos a Dios todo nos ayuda a bien. O creemos que somos autosuficientes y no necesitamos de Dios y por eso no agradecemos.
Ser agradecidos al igual que la oración nos ubica en la posición correcta de dependencia de Dios.
Pablo es muy directo: «Dad gracias en todo». Sin excepciones, sin excusas, nada está fuera de esos parámetros, en todo da gracias. Aquí en todo en el original griego hace referencia a una conexión con todo lo que ocurre. En conexión con todo en la vida dar gracias, no importa lo que sea.
La gratitud al ser un reconocimiento de la soberanía de Dios, nos ayuda a ponernos en una posición en la que sabemos que sin Dios no podemos vencer el pecado.
Por cierto, recordemos que la acción de gracias es la esencia de la vida y la actitud cristianas.
Y ser desagradecido es la esencia misma del corazón no regenerado. Así que la actitud de ser agradecido en si misma es un medio para evitar el pecado, ya que nos aleja de la queja, de la crítica y de la amargura propias de una persona que no ha reconocido el señorío de Cristo en su vida.
El incrédulo, el no regenerado, se niega a hacer lo básico que es agradecer a Dios por todo, Dios que todo lo creó, Dios que le da vida y aliento en quien vive y se mueve y tiene su ser, Dios que se le ha revelado en conciencia y por tanto sabe el bien y el mal.
3. No apagar al Espíritu Santo.
El Espíritu Santo en varios pasajes del Nuevo Testamento es ilustrado como fuego. En Hechos 2 habla de lenguas de fuego en el momento mismo en que fueron llenos del Espíritu Santo.
Entonces el Espíritu Santo puede ser apagado, como vimos antes puede ser entristecido(contristado) o también resistido. Hechos 7:51 “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros”.
También puede ser blasfemado como se ve en Mateo 12:24-32. En donde Cristo condena a los fariseos por blasfemar contra el Espíritu Santo.
Qué es apagar al Espíritu Santo. Primero, la labor del Espíritu Santo en nosotros la podemos ver en Juan 14:16 «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:”
Juan 14:26 “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.
Y entonces el Señor Jesús prometió, y envió, en el día de Pentecostés, y consecuentemente a cada creyente que por primera vez viene a Cristo, el Espíritu Santo para vivir dentro de ese creyente.
En todos los cristianos vive el Espíritu de Dios. Y Él está allí como fuego, no para ser apagado, sino para ser avivado como una llama potente.
Entonces lo que podemos apagar es lo que el Espíritu Santo quiere hacer en nosotros y es un proceso denominado Santificación progresiva. Santo quiere decir apartado. La santificación hace referencia a una vida apartada. Una vida apartada más y más del pecado y cerca más y más a Dios. Quiere que tú y yo tengamos una frecuencia disminuida de pecado, un poder disminuido de las tentaciones en nosotros y una preocupación disminuida a cerca del mundo.
Es el Espíritu Santo, Dios mismo, la tercera persona de la Trinidad, el que actúa en esta promesa de 1 Corintios 10:13 “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
Así que sí amamos de verdad a Dios. Si realmente creemos en la obra redentora de Cristo en la cruz. Permitamos que el Espíritu Santo gobierne en nuestros corazones y que nos guíe en el proceso de santificación progresiva.
4. No menospreciar la Biblia.
En el contexto del nuevo testamento, la palabra profecías del versículo 20 hace referencia a la palabra de Dios y a la predicación de la palabra de Dios.
Y es que la palabra de Dios es la norma de fe y práctica para nosotros los cristianos y no sólo eso, es un libro realmente transformador. La palabra de Dios es una de las herramientas más poderosas que usa el Espíritu Santo para santificarnos.
Este pasaje muy conocido es la clave para observar la importancia de la Biblia en nuestras vidas: 1 Timoteo 3:16-17: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
La Biblia siendo la revelación inspirada por Dios, tiene un poder incalculable.
El pastor John Macartur cuenta que un policía de Haifa que conocía su Biblia siguió el rastro de una banda de contrabandistas. Usaban para pasar desapercibidos, una caravana o carro tirado por asnos para moverse por la ciudad. El policía logró capturar algunos de los asnos, aunque los contrabandistas se escaparon. El oficial dejó que las bestias de carga estuvieran sin comer durante muchos días, y luego las soltó. Y tal como lo predijo en Isaías 1: 3, «el buey conoce a su dueño y el asno la cuna de su amo», los animales hambrientos llevaron a la policía directamente a los contrabandistas.
Por esto necesitamos escudriñar las escrituras permanentemente. Cristo lo dijo así en Juan 5:39 “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;”
5. Examinar todo y retener lo bueno.
En un mundo en el que una de las estrategias del enemigo de nuestras almas es la confusión, la mentira, el engaño. Es clave a la luz de la Biblia, examinarlo todo y retener lo bueno.
Ese fue el engaño a Eva. El demonio tergiversó la verdad de lo que había dicho Dios. Dijo que Dios había mentido. Y Eva y Adán cayeron en el engaño.
Hoy en día es más vigente que nunca este pasaje. Con tanto charlatán, que en internet y en seudoiglesias aparece con nuevas doctrinas confundiendo a los verdaderos hijos de Dios. También fue profetizado por nuestro Señor Jesucristo: Mateo 24:24 “ Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos”.
Y el apóstol Pablo nos advierte en 1 Timoteo 4:1 “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;”
6. Abstenerse del mal.
Los pasos anteriores nos dan las herramientas espirituales para abstenernos de todo mal. Y esto sólo es posible cuando como cristianos nos sometemos genuinamente a la voluntad de Dios.
Debemos entender que estos pasos no los podemos hacer en nuestras fuerzas. La Biblia no es un libro de autoayuda en el que elevamos nuestro intelecto.
La Biblia es la palabra viva de Dios que nos transforma por medio de la poderosa influencia del Espíritu Santo que mora en nosotros.
Santiago 4:7 dice “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”.
También en Santiago 1:14-15 “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”
7. Dios es el que hace la obra.
“23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24Fiel es el que os llama, el cual también lo hará”
Es nuestro mismo Dios el que puede llevar a cabo en nosotros el proceso santificación progresiva. Necesitamos menguar para que Cristo sea el que crezca en nosotros. Lo que más puede entorpecer el proceso de santificación progresiva es nuestro propio orgullo intelectual del conocimiento bíblico. Y que al igual que los fariseos del siglo primero, el legalismo nos lleve a que en nuestras propias fuerzas terminemos luchando infructuosamente las batallas contra el pecado.
Y es clave es fundamental el conocimiento bíblico. De hecho escudriñar las escrituras es uno de los pilares del proceso de santificación. Sin embargo este conocimiento debe servir para que en humildad nos sometamos a la voluntad de Dios y sea el Espíritu Santo que mora en nosotros quien nos transforme.
Al final. Como resultado de este proceso. Podremos disfrutar de hacer lo que nos ordena el apóstol Pablo en el versículo 16: “Estad siempre gozosos” Porque cuando hay comunión completa con Dios. Cuando estamos en el centro de su voluntad. La consecuencia natural es la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Y el gozo de la salvación estará presente en nuestras vidas.