Una frase que me encanta de mi amada esposa Luz Helena Urazán, es: «Lo que no pueda controlar que no me robe la paz».
Y me encanta, porque si lo miras bien. Como debe ser. El que está en control es Dios. Y quiero ser claro. Reconocer que Dios controla todo, no es un llamado a la pereza. A dejar que las cosas en la vida sigan su curso, sin que yo haga nada.
Y esperar a que la soberanía de Dios y su misericordia, sean las que cubran lo que tengo responsabilidad de hacer.
Este pasaje siempre me ha impactado:
«Ve a la hormiga, oh perezoso,
Mira sus caminos, y sé sabio;
La cual no teniendo capitán,
Ni gobernador, ni señor,
Prepara en el verano su comida,
Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Un poco de sueño, un poco de dormitar,
Y cruzar por un poco las manos para reposo;
Así vendrá tu necesidad como caminante,
Y tu pobreza como hombre armado». Proverbios 6:6-11
Es clave ser diligentes.
Mi mentor el Dr. Frank Moreno, afirma: «Dios no va a hacer por ti, lo que tu puedes hacer».
Y al mismo tiempo, también es cierto que Dios SÍ está en control.
El Cristianismo es la única forma de construir una relación con Dios en la que fue Dios el que se acercó al hombre. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios». Juan 3:16-18
En el resto de intentos a acercarse a Dios diferentes al Cristianismo, es el hombre el que se acerca a Dios y desde luego, esa es la razón por la que no funciona. Sólo funciona proceder al arrepentimiento y aceptar a Cristo como único y suficiente salvador.
Y entonces cuando aprendes a hacer lo que Dios te pide y le dejas las consecuencias a Dios.
Entonces descansas. Porque Dios está en control. Sembramos, pero Dios es el que da la cosecha en su tiempo y con la abundancia que Él quiere.