Primero aclaremos algo. Dios NO es un interruptor que activas para liberar poder y bendiciones para tí.
Muchos manifiestan que Dios es algo así como el genio de la lámpara de Aladino, al que podemos «demandar» lo que queramos que Él haga y que está sometido a nuestros caprichos. Nada más alejado de la realidad.
Dios es soberano. De hecho es el único soberano.
Y sólo en la voluntad de Dios, caminando en Su propósito para tu vida es que puedes tener el poder de hacer todo apoyado en Cristo que te fortalece.
Entonces con esta aclaración que está sustentada en la biblia, primero es hacer parte de la familia de Dios.
Para esto, debes construir una relación genuina con Dios.
Esto es procediendo al arrepentimiento y aceptando a Cristo como único y suficiente salvador. «El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida». 1 Juan 5:12
Pablo afirmó: «Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Filipenses 4:12-13
El contexto de este pasaje es sobre no estar estresados, también sobre tener pensamientos y mentalidad correctos y por último en este pasaje Pablo habla sobre los desafíos o las bendiciones financieras.
Y este es un tema que afana a muchas personas.
Muchos de estresan porque tienen desafíos financieros. Porque no consiguen empleo.
Y es entendible, porque deben responder a las obligaciones.
Sin embargo lo que nos recalca Pablo es que es un aprendizaje, entender que podemos estar gozosos y en paz en medio de las dificultades.
Esta actitud de contentamiento, que produce paz al depositar nuestra fe en Cristo, no es algo con lo que nacemos. Es algo que vamos aprendiendo al dar prioridad al estudio de la Biblia y a la oración diaria.
Es Dios el que nos ayuda a aprender a estar contentos no importa nuestra situación. «porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad». Filipenses 2:13