Cómo vivir una vida en victoria.
La verdadera victoria sólo la puedes alcanzar de la mano de Dios.
Una vida diseñada bajo la voluntad de Dios, es motivo de burla por parte de los que no creen. Y tristemente muchos creyentes, no han descubierto cómo tener una vida en victoria de la mano de Dios.
La primera clave es:
1. Ora sin cesar.
Y la primera oración es proceder al arrepentimiento y aceptar a Cristo como único y suficiente salvador. Hay tres pasajes de muchos que muestran cómo el único camino a Dios es Cristo y debes declararlo en tu vida.: «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» Juan 14:6 El énfasis es NADIE VIENE AL PADRE SINO POR MI.
«El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.» 1 Juan 5:12
«que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.» Romanos 10:9
2. Confía en el poder de Dios en tu vida.
«Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?» Salmos 27:1
«Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.» Hebreos 11:6
«Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor» Santiago 1:6-7
Esta confianza no es pasiva. Es decir confías y haces la tarea que debes hacer:
«Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.» Santiago 2:26
3. Espera. Dios traerá la victoria a tu vida en Su tiempo.
Dios determina cuándo llega tu cosecha. Lo importante es que siembres. Dios dará su fruto en su tiempo.
«Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará» Salmos 1: 2-3