Miles de pacientes ya han pasado por el consultorio desde que comencé a atender como médico hace ya varios años.
También amigos y familiares me han preguntado, aunque no me gusta atender como médico a familiares por cuestiones de ética que luego te contaré. Sin embargo les doy consejos.
Y siempre en la medicina hay una constante. Tenemos un porcentaje de probabilidades limitado de sanción. Es decir, dentro de las probabilidades cabe que no haya sanidad.
Con Dios sabemos que tenemos sanidad. Completa sanidad.
Antes de hacer parte de la familia de Dios al preceder al arrepentimiento y aceptar a Cristo como único y suficiente salvador esta era nuestra condición: «Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,» Efesios 2:1
Isaías habla de Cristo así: «Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.» Isaías 53:5
He visto a muchos pacientes a los que he atendido, que en su lecho de enfermos, al contarles de las maravillas de Dios, si bien sus cuerpos aún no sanan, si tienen sanidad en su alma, sus corazones quebrantados son sanados. Y esto hace que puedan afrontar mejor la enfermedad.
Por mis estudios sé que la mente y como afrontamos los problemas y las enfermedades es algo que nos impulsa a tener la victoria sobre las dificultades.
Al hacer parte de la familia de Dios como te lo indiqué hay una ventaja gigante y es que si en humildad somos obedientes a Dios, Él te ayuda a tener una mentalidad adecuada: «porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.» Filipenses 2:13
Así que al tener una mentalidad adecuada recibimos esto: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» Romanos 12:2
La buena voluntad de Dios agradable y perfecta también hace referencia a tu sanidad.
La voluntad de Dios para tu vida es esta: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma» 1 Juan 1:2
«El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos.» Proverbios 17:22