Si amas a Dios todo es para tu bien.
Dios nos amó primero.
«Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.» Romanos 5:8
Y la primera demostración de nuestro amor por Dios es proceder al arrepentimiento y aceptar a Cristo como único y suficiente salvador.
Luego viene esta promesa.
Los que conocieron a mi padre saben que fue un hombre que a pesar de las dificultades, la mayoría del tiempo mantuvo una actitud adecuada, una actitud positiva, una actitud que si no estaba arriba, estaba dirigiéndose hacia arriba.
Y esta promesa fue uno de los lemas en la vida de mi padre. Y me la dejó como legado: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados» Romanos 8:28
Y es que al comprender el alcance de esta promesa no puedo menos que asombrarme. Que todo lo que me suceda sea para mi bien. Es algo que incluso suena ilógico en este mundo.
No importa lo que me pase. Todo es para mi bien.
No importa el clima, no importa la salud, no importa la economía. No importa EL CORONAVIRUS.
Todo, absolutamente todo es para mi bien.
Ahora este condicional es bien exigente.
El condicional es «Amar a Dios». Y digo que es exigente porque decimos que amamos a Dios pero no le obedecemos. Decimos que amamos a Dios pero ponemos otras cosas o personas por encima de Dios.
Incluso a veces las enemistades, niegan el amor que decimos tenerle a Dios: «Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?» 1 Juan 4:20
«El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por miPadre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.» Juan 14:21
«Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.» Juan 14:23
Y es muy fácil decir que amamos a Dios. ¿Pero, qué tanto estamos guardando sus mandamientos y haciendo su voluntad?
Entonces la clave es en humildad permitir que el Espíritu Santo nos transforme y que podamos decir con el salmista: «Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre.» Salmos 103:1
Es Dios el que pone en nosotros el querer como el hacer por su buena voluntad. Es Dios el que nos amó primero.
Y el punto limitante aquí es la Fe. Sin fe es imposible agradar a Dios. Pero con Fe, viene todo lo bueno que Dios tiene para nosotros.