Una característica en los seres humanos es que queremos complicar las cosas.
Mientras más difícil, más enredado más complicado, creemos que es mejor. Hacer las cosas de manera simple, requiere un esfuerzo importante.
Llegar a tener contacto con Dios, acercarnos a Dios y ser parte de la familia de Dios no es diferente. Hemos intentado a lo largo de la historia de nuestra civilización, complicar y tomar por nuestras fuerzas la relación con Dios.
Entonces el ser humano ha echado mano del «HUMANISMO».
Un poco también con arrogancia, propia de nosotros los humanos. Intentando con las obras, con las acciones y con lo buenos que somos, acercarnos a Dios. Y el fracaso ha sido rotundo. Grandes imperios humanistas como el Romano y Griego, sucumbieron a la debilidad del ser humano construyendo el humanismo.
El ser humano ha intentado inventar «dioses».
Y claro al ser «dioses» hechos por manos humanas, no pueden ni ver, ni oír, ni hablar, y mucho menos hacer. Entonces vemos culturas sumidas en la religiosidad y en una falsa espiritualidad, viviendo en la más profunda de las pobrezas, adorando incluso animales creados por Dios. Por el verdadero Dios.
La religión tradicional ha construido «sacramentos» que son pasos de obras para poder llegar a la salvación del alma.
En el siglo XVI, lo que propició la reforma protestante eran las «BULAS PAPALES». Eran cobros que hacía el vaticano par que las personas pagando dinero pudieran asegurar la vida eterna en el cielo. Nada más alejado de la verdad de la biblia.
Pero hoy en día siguen promoviendo que por las buenas obras lograrán la salvación.
No sólo eso, sino que también otras religiones como los Testigos de Jehová, promueven que por tus acciones conquistas el cielo.
Para los testigos de Jehová es un triunfo que los acerca al cielo lograr que alguien se convierta a sus creencias. Y por eso son tan intensos ofreciendo sus filosofías desviadas de la Biblia.
Dentro del cristianismo evangélico, algunos promueven el hecho de que la fe sí es importante, pero es por las obras que en últimas logras la salvación. Esta corriente se denomina Arminianismo. Y algunas iglesias difunden el hecho de que una persona que ya ha aceptado a Cristo como único y suficiente salvador, puede perder la salvación si peca.
Ahora. Mira lo que dice la Biblia a cerca de la seguridad de la salvación.
«Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos» Juan 10:27-30
«En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria» Efesios 1:13-14
La interpretación de estos dos pasajes es que Cristo nos salva y estamos seguros en las manos de Cristo y de Dios el padre. Y no sólo esto sino que además estamos sellados por el Espíritu Santo.
Por esto es que cuando pensamos en el plan de salvación de nuestras almas que diseñó Dios, plasmado en la Biblia. No podemos menos que asombrarnos.
Cómo es que el creador del universo, envía a su hijo que hace parte de la Deidad. Sólo por amor: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» Juan 3:16
Es asombroso no sólo eso sino que Dios nos convence de arrepentirnos y de aceptar a Cristo. Cristo dijo hablando del Espíritu Santo: «Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio» Juan 16:8
¿Así que entonces cuál es el plan diseñado por Dios?
Salvación por GRACIA. El concepto doctrinal de gracia quiere decir un «RAGALO INMERECIDO» Es decir no haces nada, ni tienes el mérito de nada para recibir este regalo.
«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;» Efesios 2:8
Y esto es lo que debes hacer: «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.» Romanos 10:9