LA FÓRMULA INFALIBLE
El poder de la oración no tiene límites.
La primera oración para ser de la familia de Dios, disfrutar de su presencia eternamente y vida eterna para tu alma, es proceder al arrepentimiento y aceptar a Cristo como único y suficiente salvador. «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.» Romanos 10:9-11
Al ser hijos de Dios tenemos dos opciones. Andar en obediencia o desobedecer a Dios.
Dios nos da esto que llamamos «Libre albedrío» y si es verdad. Así que no es cierto que se pueda decir «mi religión me lo prohibe». «Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.» 1 Corintios 6:12
Y dentro de la obediencia está orar. La oración constante transforma nuestras vidas.
«Orad sin cesar.» 1 Tesalonicenses 5:17
«También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,» Lucas 18:1
Entonces primero es tener la consistencia para orar permanentemente, sin cesar.
Nehemías se encontraba en una situación muy dificil. El muro de Jerusalem estaba destruido. Su pueblo era víctima de burlas y humillación. Y era el copero del Rey Artajerjes. Ser copero requería que tuviera siempre una actitud alegre. Porque el copero evitaba que envenenaran al rey. Y si estaba triste, se interpretaba que quería matar al rey. En ese momento, le explicó al rey y: «Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos» Nehemías 2:4
La oración abre las puertas de las bendiciones ilimitadas que Dios tiene para nosotros.
Dios quiere que nos comuniquemos con Él. Que establezcamos una relación genuina con Él Y la obra de Cristo nos dio entrada directa a la presencia de Dios: «Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.» Hebreos 4:16.