Amados hermanos y amigos en Cristo: hoy vamos a hablar de El DEBER de estar DISPONIBLE
Por lo general en este tiempo tan complicado con los aceleramientos de la vida, es bien difícil estar disponible. Especialmente cuando se quiere escapar de las responsabilidades como persona frente a retos que exigen la presencia del personaje por el peligro que se presenta como dice Santiago:
“y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Stgo.4:17).
En cierta ocasión se tuvo que hacer la diferencia entre dos hombres.
La noche cuando el barco a vapor “Princes Alice” chocó con el “Bywel Castel”, a causa de una densa niebla.
Seiscientos excursionistas perecieron de las novecientas o más que iban a bordo. Dos barqueros estaban amarrando sus barcos.
Al oír el estallido y los gritos uno de ellos dijo: “Estoy cansado, me voy a casa; nadie me verá en la niebla”
Los dos tuvieron que comparecer en la investigación del caso.
Interrogado el primero si había oído los gritos, contestó que sí. Vuelto a ser interrogado qué había hecho contestó: Nada señor. ¿No está avergonzado? A lo que contestó: Señor, la vergüenza nunca me dejará hasta que muera.
Interrogado el otro qué había hecho contestó: Salté del barco y remé con todas mis fuerzas hacia el barco náufrago.
Atesté mi bote de mujeres y niños, y cuando ya era peligroso tomar otra más, me fui remando con este grito:
¡Oh, Señor, ¡quién tuviera un barco más grande! ¡Oh Señor, quién tuviera un barco más grande!
Se pueden imaginar las palabras dirigidas a estos dos hombres, cuán distintas habrán sido.
¡Oh, que cada oyente se pueda hacer un examen delante de Dios y a la luz de los testimonios!, quién obró bien y quien dejó de hacer lo bueno sabiéndolo hacer.
Hay momentos en que todos deben participar activamente haciendo lo bueno y si no lo hace le es pecado.
Porque por voluntad propia no se dispuso a ayudar en el momento de la emergencia y murieron 600 personas.
La disponibilidad de las personas especialmente cuando se hacen necesarias, no es cuando ellas lo deseen, sino cuando se necesiten. Este es El DEBER de estar DISPONIBLE
Estamos pasando un tiempo verdaderamente peligroso, como si lo que ocurriera fuera un choque de trenes entre la pandemia y la guerra desatada en Colombia y el mundo.
Son miles de personas que en pocos días están partiendo a la eternidad. Los creyentes no podemos decir que nos cansamos o que tenemos sueño.
Más bien hay que echar mano de los recursos que Dios no ha dado para ayudar ¡ya!, porque después pueda que no haya tiempo de hacerlo.
La iglesia del Señor, pareciera que haya desaparecido, pero está ahí presente gracias al Padre Celestial. A través de los encuentros virtuales, y algunas iglesias que pueden de manera presencial. Donde nada ni nadie la podrá opacar en sus compromisos de oración, consagración, preparación, predicación y adoración en espíritu y en verdad como dijo el Señor: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Jn.4:23).
Su pastor y amigo: Julio César Beltrán Patarroyo
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