DIOS QUIERE UNA RELACIÓN CONTIGO.
La oración es una de las claves para tener una relación genuina con Dios.
En una relación interpersonal, es necesario tener una comunicación en dos vías. Una vía es el que habla y otra es el que escucha.
En la relación con Dios, el Ser supremo, esto se traduce en Oración: Tú le hablas a Dios. Y estudio de la Biblia: Dios te habla a ti. Dios te habla también de otras maneras. Sin embargo la principal es la Biblia y aquí no tenemos el espacio para hablar de las demás.
Entonces, no puedes tener una relación genuina con Dios, si en las actividades no está la oración.
De hecho para iniciar la relación con Dios debes hacer una oración. Esta oración es manifestando el arrepentimiento por los pecados, y todos pecamos. Hoy en día los dueños de las redes sociales quieren silenciar las voces de los que afirman que pecamos. Hemos visto videos de grandes predicadores que son bloqueados porque afirman cosas sobre el pecado. Sin embargo la biblia dice: «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,» Romanos 3:23
Y luego afirma: «El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.» 2 Pedro 3:9
Además para iniciar la relación con Dios es necesario aceptar a Cristo como único y suficiente salvador.
Es el único camino al padre. «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo». Romanos 10:9
«Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí». Juan 14:6
Luego las instrucciones de Cristo sobre la oración son estas: «Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis» Mateo 6:7-8
Dios sabe qué necesitas. Él quiere una relación genuina contigo.
Por eso, Él quiere tus oraciones. No quiere tus rezos repetitivos y de memoria sin sentido. Quiere escuchar tu corazón.