¿Dónde obtenemos la SALUD ESPIRITUAL?
Amados hermanos y amigos en Cristo:
Cuando se habla de la salud, por lo general se acude al médico. Pero hoy, debido a la pandemia del coronavirus, la gente ha optado por no asistir a los centros de atención de salud por estar contaminados y carentes de recursos para poder atender con eficacia.
Las razones por este comportamiento de los ciudadanos son:
Primero, porque a la gente le da temor ir a una clínica, por las deficiencias ya mencionadas. El sistema ha estado colapsado, por la amenaza del virus.
Segundo: Muchos profesionales de la salud, han perdido la vida y los que se encuentran laborando, están agotados por la sobre carga de jornadas que hace que no tengan la energía suficiente. Esto preocupa a todos los ciudadanos.
Aplicando el comportamiento con respecto de la salud física a la vida espiritual del creyente, se puede decir que del mismo Dios se reciben las medicinas para estar saludables.
Una medicina es la oración, recurso inmediato para cualquier emergencia.
Otro recurso es la lectura de la Palabra de Dios que da el diagnóstico de la curación revelando la voluntad de Dios y la fórmula precisa para ser sanados.
También la koinonía y compañerismo con los creyentes, como lo enseña Pablo: “un cuerpo, y un espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación” (Ef.4:4).
Debemos estar agradecidos con nuestro amado Dios, porque nos ha permitido a través del medio virtual y las comunicaciones actuales, seguir teniendo relación y compañerismo como iglesia de Cristo.
En cuanto a la enfermedad espiritual, Jesucristo es el especialista de todos los órganos del cuerpo integral. Y conoce exactamente la aflicción, la necesidad, la preocupación y diagnostica en forma precisa y sin equivocaciones.
Así lo hizo con las Iglesias del Apocalipsis, mencionándoles sus dificultades para seguir siendo pueblo de Dios consagrado y aprobado, como dice:
“Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos” (Ap.2:2).
Esta reflexión confirma que se debe velar para seguir siendo leales y fieles al Señor.
¿Dónde obtenemos la SALUD ESPIRITUAL?
Así como no descuidar el tesoro que se encuentra en vasos de barro que son la propia vida de cada creyente, como dice la Escritura:
“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para quela excelencia del poder se de Dios, y no de nosotros” (2a Co.4:7). Y también hebreos expresa la importancia de la salvación: “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?
La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron” (He.2:3).
La excelencia y eminencia de este médico divino, está en que sana por amor y no por paga alguna, por misericordia y no por honorarios.
Se anticipa a ofrecer sanidad como lo expresa Juan que dice: “¿Quieres ser sano? “(Juan 5:6b).
Para los que no han hecho su confesión de fe, dígale al Señor:
Me arrepiento de mis pecados. Te acepto como mi Señor y Salvador para que seas de ahora en adelante, mi médico divino y disfrutar de la salud espiritual.
Su pastor y amigo: Julio César Beltrán Patarroyo
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