Cómo alcanzar la Verdadera PAZ

Amados hermanos y amigos en Cristo: Hoy hablaremos de Cómo alcanzar la Verdadera PAZ

Para hablar de paz en este momento, es necesario recurrir a las enseñanzas de la Poderosa Palabra de Dios. La Biblia nos ayuda a comprender cómo se hace o se perfila entre los creyentes en el Señor.

El pueblo de Dios, conoce el significado de la verdadera paz, quien es Jesucristo, pues dice:

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn.14:27).

Es Cristo quien puede producir la paz en los corazones de la gente. Es obvio que al pueblo de Dios le asiste la preocupación de cómo alcanzar la paz. Y también debe presentar a través de Jesucristo, en medio de un pueblo rebelde y contradictor, que se observa en este momento tratando de alcanzar sus propias exigencias.

Tanto el pueblo como los que defienden el sistema, son gentes que se encuentran en la encrucijada de cómo detenerse, debido al tanto daño que se han causado mutuamente.

Una respuesta es la presentada por el profeta de la justicia social. Si no se cambia el concepto de justicia, las cosas irán de mal en peor, pues Dios no va con la injustica y de igual modo tampoco habrá la paz que tanto se desea.

Cómo alcanzar la Verdadera PAZ

Si no hay cambios profundos en el orden económico, político, social y espiritual, queda muy difícil encontrar la paz que tanto se añora.

Amós es el mensajero a quien se le ha llamado “El profeta de la justicia social”.

Amós se pronuncia contra los despiadados cobradores de impuestos, denuncia los lujos pecaminosos. Usa la plomada como instrumento de justicia en medio de la medida que se le debe dar al pobre o desnudo.

Así cómo aplicar la justicia de Dios para este tiempo, como dice: “Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre” (Am.2:7).

Amós ha dedicado tiempo para hacer caer en cuenta al pueblo lo que significa “Corra el juicio como las Aguas, y la justicia como impetuoso arroyo” (5:24).

Da tristeza, que, en Colombia, sus cabezas de liderazgo y dirección, manejan la injusticia en todo momento.

Los jueces, los políticos, las autoridades, el gobierno, los que tienen y los que no tienen también.

Todos se han corrompido y a una se han hecho inútiles, dice la Palabra: “Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Ro.3:12). El pueblo se cansó y por supuesto no ha dejado de protestar a ver si logra la justicia social.

El mensaje que Amós expresó por parte de Dios, era que el pueblo tenía mucha “religión” e “ídolos.

Se va mucho a misas, a las asambleas religiosas, a los cultos y sorpresivamente, se bendicen las armas en las fuerzas militares, pero Dios dice:

“Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas” (Am.5:21).

La preocupación de los creyentes para esta época tan difícil en el mundo en que se da la misma situación de los años de Amós. Si este país no cambia, su cultura, su idolatría, sus costumbres, su manera de ser, si no pedimos al Señor que lo cambie a través de la Palabra. Bien dice: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? (Am.3:3).

A los creyentes en Cristo, nos es necesario seguir predicando la Poderosa Palabra de Dios y anunciar no solamente la justicia, sino hacer consciencia de lograr la paz a través de Cristo: “Pero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme y viviréis” (Am.5:4).

Es necesario orar intensamente al Señor, que tenga misericordia de Colombia, pues las cosas que ocurren solamente las puede arreglar el Señor, y por tal motivo Pablo dice:

“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col.4:2) y también en el Antiguo Testamento enseña a clamar así:

“Si se humillare mi pueblo, sobre l cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra” (2a Cron. 7:14).

Su pastor y amigo: Julio César Beltrán Patarroyo