Amados hermanos y amigos en Cristo: Hoy hablaremos de la Impecabilidad de Jesús.
Jesús ha tenido muchos detractores en el mundo y casi en todas las épocas, aparecen aquellos, ya sean filósofos materialistas.
Y también hay teólogos quienes pretendidamente aspiran escalar un peldaño en el pensamiento de la teología y buscan la manera de denigrar del Señor.
Pretendidamente dicen que Cristo no estuvo verdaderamente en el tiempo asignado por la historia, que fue netamente humano como cualquier otro personaje como Sócrates, Platón, Aristóteles y hasta lo ubican un poco atrás de Mahoma, Buda, o Confucio.
No saben qué argumentar respecto al Señor. Igual sucedió al principio con los líderes religiosos cuando Jesús perdonó pecados: “Entonces los escribas y fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? (Luc.5:21).
Otros dicen que fue como cualquier hombre pecador, y sus acusadores por supuesto fallando siempre.
No hay duda que Jesús inició su ministerio cuando fue tentado por Satanás en varias oportunidades, pero salió avante y victorioso de semejantes ataques.
Y derrotó al diablo cuando éste quería que convirtiera las piedras en pan después de ayunar, Jesús le respondió le dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt.4:4).
En respuesta a otra tentación Jesús le dijo que Satanás estaba en la obligación de adorarle al decirle: “Vete, Satanás, porque Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (Mt.4:10).
Jesús también desafió a sus enemigos a que lo redarguyeran de pecado, como dice el evangelio: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué no me creéis?» (Jn.8:46).
Y La Impecabilidad de JESÚS hizo que al contrario, perdonó a los pecadores como dice:
“Al ver la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados” (Mr.2:5).
Jesús dijo que su sangre sería derramada para remisión de los pecados, como dice:
“porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mt.26:28).
El Señor tuvo conciencia de intimidad con el Padre, cuando dijo:
“Todas las cosas me fueron entregadas por miPadre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar” (Mt.11:27).
Otro asunto de importancia: Jesús enseñó que todos los hombres deben confesar sus pecados y orar por el perdón de los mismos al Padre Celestial: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mt.6:12).
Jesús mandó pedir perdón de los pecados cometidos, pero él nunca tuvo, ni cometió pecado que confesar. Esta es la La Impecabilidad de JESÚS
Él nunca imploró perdón para él, y él jamás manifestó conciencia de pecado. Pablo, Pedro y Juan, todos manifestaron su fe en la impecabilidad de Jesús.
Pablo testifica: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2a Co.5:21).
Pedro dice que el justo murió por el injusto:
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu” (1a P.3:18).
El escritor a los hebreos dijo: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (He.4:15).
Por otro lado, Juan escribió diciendo:
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo” (1a Jn.2:1).
Es más, Jesús es enseñado en todo el Nuevo Testamento, como nuestro Maestro ideal. Como un ejemplo a seguir, como el perfecto modelo de la vida cristiana. Como Pablo lo expresa: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1a Co.11:1).
Hermanos, seamos conscientes de que en Cristo no se halló pecado. Y por eso lo podemos presentar con toda seguridad como el perdonador y Salvador de los seres humanos.
Su pastor y amigo: Julio César Beltrán Patarroyo.
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