Lo que diferencia completamente al Cristianismo de las demás religiones, es la construcción de la relación con Dios.
Todas las religiones invariablemente construyen la relación con Dios desde el hombre. Todas las religiones incluyendo el Cristianismo reconocen el bien y el mal, y reconocen que es necesario restaurar la comunión con Dios.
Incluso los «ateos» creen que hay un bien y un mal.
El problema es que muchas personas creen que la relación con Dios se construye desde el hombre. Que es el esfuerzo intencional del hombre en sus propias fuerzas que logra convencer y satisfacer a un Dios distante.
Los ateos creen en un sistema de autoayuda y que la «Grandeza del ser humano» es la que logra vencer al mal mediante un sistema de códigos de comportamiento y ética.
Y la verdad es que Dios fue el que se acercó al hombre.
Fue Dios es que decidió salvar a la humanidad. Y fue Dios el que proveyó la solución.
Incluso Dios proveyó al hombre el despertar y el darse cuenta de la necesidad de esta salvación. Cristo habló de enviarnos al Espíritu Santo. Y lo primero que hace el Espíritu Santo está en este pasaje:
«Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado» Juan 16:7-11
Entonces ahora corresponde proceder al arrepentimiento y aceptar a Cristo como único y suficiente salvador. Sólo así hay vida eterna.
«que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. » Romanos 10:9-10
Y entonces el amor más grande se describe en este pasaje: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» Romanos 6:8