Todos los días tenemos batallas. Todos pasamos por luchas. Tanto internas como externas.
El anhelo de todos los seres humanos es conquistar. No hay un ser humano que su meta sea perder todo el tiempo. Bueno… a menos que tenga problemas mentales, todos queremos ganar.
El punto es cuando las batallas nos derriban y tumban las fortalezas que tenemos.
Para vivir una vida en victoria, primero es clave garantizar ser de parte de la familia de Dios. Y aquí es donde muchas personas se pierden. Porque una cosa es ser criatura de Dios. Todos los seres humanos somos criatura de Dios. Y otra cosa es ser HIJOS DE DIOS. Es distinto. La Biblia dice: «Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.» Romanos 8:14
«El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados» Romanos 8:16-17
Así que la única forma para ser parte de la familia de Dios es proceder al arrepentimiento y aceptar a Cristo como único y suficiente salvador.
«Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» Juan 14:6
Entonces como vimos, al ser parte de la familia de Dios, somos herederos de Dios.
Y una de las herencias es que tenemos con Dios una fortaleza indestructible que es nuestro refugio en tiempo de aflicción. «Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.» Salmos 18:1
«Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.» Efesios 6:10
«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.» Filipenses 4:13
Así que la fortaleza de nuestra vida andando con Dios es indestructible.
«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.» Isaías 41:10
«Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.» Deuteronomio 31:6