Nos estresamos cuando perdemos el control.
Queremos dominar y poder manejar lo que está a nuestro alcance.
Sin embargo muchas veces perdemos el control.
No existe un sólo ser humano que pueda decir que lo controla todo. No importa el poder que tenga. Nadie puede tener el control absoluto. Sólo Dios!
Y cuando perdemos el control, viene la angustia, el estrés, la desesperación.
Recuerdo hace apenas 10 meses cuando comenzó la pandemia del coronavirus. Con la cuarentena. Cómo en los grandes supermercados del mundo hubo desabastecimiento. Los bienes de primera necesidad escaseaban. Porque las personas por pánico y querer tener el control, hicieron compras innecesarias.
Mi suegrita Ceci, dice que «Dios trajo este coronavirus para que el mundo sepa Quién está en control». Qué palabras más sabias.
Y la verdad es que debemos prepararnos para que cuando perdamos el control y el caos asalte nuestras vidas, Dios nos quiere mostrar algo.
El mayor caos es la muerte. O una enfermedad mortal. Es el caos máximo. En este punto, ningún ser humano es poderoso.
Lázaro había muerto. Mandaron a llamar a Jesús. Y Jesús a propósito se retrasó 4 días. «Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto» Juan 11:21 Pero Cristo había dicho antes «Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» Juan 11:4
Y este pasaje termina con una de las demostraciones de poder más asombrosas: «Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? » Juan 11:40
Y Luego resucitó a Lázaro.
Ese poder está a nuestro favor, si en obediencia seguimos a Dios.