A VECES TENEMOS HERIDAS.
Puede ser que nos hagan otros las heridas, puede ser que por imprudencia, o por pecados, nos hagamos nosotros mismos las heridas.
Puede ser que sea un accidente propio del mundo en el que vivimos.
El caso es que a veces tenemos heridas en nuestra alma.
Y no sirve de nada batallar solos con estas heridas.
No sirve de nada intentar pensar que la herida no existe.
Lo que sirve es que te conectes con el único capaz de curar tus heridas.
Acepta a Cristo con único y suficiente salvador y conéctate con Dios.
«También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,» Lucas 18:1
«Orad sin cesar.» 1 Tesalonicenses 5:17
«Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.» Santiago 5:16
Entonces ora pidiendo sabiduría saber qué hacer.
Ora por valor para hacer los cambios y ejecutar lo que hayas decidido.
Ora para sanidad de tu alma.
Ora para que Dios te ayude a perdonar.
Ora para que no albergues rencor, si la herida te la hizo alguien.
Ora para que la herida no deje consecuencias en tu vida.